top of page
Buscar

En Camp Mákemáke, Puedo Ser Yo

ree

En Camp Mákemáke, cada verano es mucho más que aventuras y juegos: es un lugar donde los niños pueden ser realmente ellos mismos en un ambiente seguro, cercano y lleno de apoyo. No se trata solo de tirolesa, paseos por el río o la granja de arándanos, sino de vivir en una comunidad donde cada niño se siente valorado, respetado y parte de algo especial.

Nuestro campamento fomenta un sentido de comunidad fuerte y acogedor. Los niños aprenden a apoyarse mutuamente, celebrar los logros de sus amigos y compartir risas y aventuras sin miedo a ser juzgados. Esta cercanía crea un espacio donde todos se sienten incluidos, acompañados y parte de algo más grande.

En Mákemáke, la unicidad de cada niño es celebrada. Aquí, cada niño puede explorar sus talentos, intereses y habilidades, expresarse libremente y sentirse completamente aceptado. Cada personalidad, talento y forma de ver el mundo tiene un lugar aquí.

La inclusividad está en el corazón de todo lo que hacemos. Cada actividad y juego está diseñado para que todos puedan participar, aprender y disfrutar. Los niños aprenden a respetar las diferencias, apoyar a los demás y valorar la diversidad como algo que enriquece la experiencia de todos. Es un lugar donde cada voz cuenta y cada persona importa.

Además, vivimos nuestro Compromiso Mákemáke todos los días: “Me respeto a mí mismo, a los demás y al mundo natural”. Esto guía a cada niño para cuidar de sí mismo, de sus amigos y del entorno que los rodea, reforzando la conexión con la naturaleza y entre ellos.

Ser uno mismo en Camp Mákemáke significa poder reír, jugar, explorar y expresarse libremente. Significa sentirse seguro de mostrar emociones, probar cosas nuevas aunque den miedo y disfrutar cada momento sin esconder quién eres. Aquí, los niños aprenden que la autenticidad es poderosa y que formar parte de una comunidad solidaria hace que la experiencia sea aún más valiosa.

Cada día es una invitación a crecer, ser valiente y conectarse con otros en un espacio lleno de respeto, cariño y diversión. Los niños descubren que ser ellos mismos, apoyar a los demás y celebrar la diversidad no solo es divertido, sino que también crea recuerdos que duran toda la vida.

En Camp Mákemáke, puedo ser yo. Puedo ser único, puedo ser escuchado, puedo ser aceptado. Y sobre todo, puedo formar parte de una comunidad que celebra lo mejor de cada uno. Esa es la verdadera magia de nuestro verano.

 
 
 

Comentarios


bottom of page