Descubre el Santuario Escondido de Camp Mákemáke: La Reserva Centenario
- colerj
- 7 sept
- 3 Min. de lectura

Una Reserva Natural Privada en Nuestro Campo
Escondido tranquilamente entre los suaves cerros del campo de Camp Mákemáke se encuentra un verdadero tesoro que muchos aún no conocen: La Reserva Centenario. Esta reserva natural privada no es solo un rincón con árboles; es un santuario vivo que protege uno de los ecosistemas más únicos y amenazados de Chile. Para quienes la visitan, es una oportunidad de entrar en una sala de clases natural, un lugar donde el delicado equilibrio de la naturaleza se puede ver y sentir en cada hoja, canto de ave y susurro del viento.
¿Qué Hace Tan Especial al Bosque Esclerófilo?
La Reserva Centenario alberga al Bosque Esclerófilo, un tipo de bosque que solo existe en muy pocos lugares del mundo: el centro de Chile, Sudáfrica, California, el sur de Australia y la región mediterránea de Europa. Todos estos lugares comparten algo en común: un clima mediterráneo, con veranos calurosos y secos, e inviernos frescos y lluviosos. Sin embargo, cada Bosque Esclerófilo es único y se adapta especialmente a su territorio.
El bosque esclerófilo chileno es particularmente raro y amenazado. Está compuesto por especies nativas con hojas gruesas y coriáceas, como el Peumo, Quillay, Boldo, Maitén, Espino y Litre. Estas adaptaciones les permiten sobrevivir las largas temporadas de sequía, conservando agua y resistiendo condiciones extremas.
Un Ecosistema Vibrante Lleno de Vida
Lejos de ser solo un bosque silencioso, el Bosque Esclerófilo está lleno de actividad. Los cerros cubiertos de vegetación albergan miles de especies, desde pequeños insectos polinizadores hasta aves y mamíferos que dependen del bosque para alimentarse y refugiarse.
Para quienes disfrutan de la observación de aves, este lugar es un verdadero paraíso: el rítmico tamborileo del Carpintero Chileno, los destellos verdes del Picaflor de Espalda Verde, los cantos alegres del Chingolo, las ingeniosas llamadas del Tordo Chileno y la tímida presencia del Chucao, que se esconde entre la vegetación densa, cerca de cursos de agua.
Un Equilibrio Frágil Bajo Amenaza
A pesar de su resistencia, el Bosque Esclerófilo enfrenta graves amenazas. El aumento de las sequías y los veranos cada vez más calurosos, impulsados por el cambio climático, crean condiciones peligrosas para los incendios forestales, que pueden arrasar con rapidez devastadora. A esto se suman especies invasoras, tanto de flora como de fauna, que alteran el equilibrio natural y ponen en riesgo a las especies nativas.
Proteger estos bosques no se trata solo de conservar árboles: se trata de cuidar las fuentes de agua que estos cerros almacenan y filtran para las comunidades locales, de mantener la biodiversidad y de resguardar el patrimonio cultural y natural de la región.
Inspirados por los Guardianes Locales del Terruño
La inspiración detrás de La Reserva Centenario nace de un profundo vínculo con el campo. Josefina Correa Echinique, quien ha vivido aquí toda su vida, junto a su hijo, Alberto García-Huidobro, han dedicado su esfuerzo a la protección de este bosque. Su trabajo incansable ha dado origen a un proyecto que está devolviendo la vida a estos cerros.
Mientras lees esto, un equipo está plantando miles de árboles nativos, cada uno una promesa hacia el futuro, expandiendo el bosque y sanando la tierra. Su labor trae esperanza a este ecosistema amenazado, asegurando que siga existiendo por generaciones.
Un Legado de Esperanza para las Futuras Generaciones
La Reserva Centenario es más que una reserva forestal. Es un símbolo de lo que se puede lograr cuando la comunidad, la pasión y el respeto por la naturaleza se unen. Es un legado vivo, que nos invita a aprender, proteger y valorar la extraordinaria belleza natural de Chile.
Para quienes la visitan, ofrece una experiencia única: caminar entre árboles centenarios, escuchar los cantos de aves nativas y presenciar la magia silenciosa de un bosque que ha resistido por siglos.
Esta es la naturaleza en su forma más pura y real, y en Camp Mákemáke, la tenemos justo aquí, en nuestro campo.
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